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Hemos destacado y alabado las propiedades de la Astaxantina, el pigmento que se ha puesto tan de moda hoy en día por sus maravillosas propiedades antioxidantes.
En artículos anteriores sobre la Astaxantina hemos visto cómo era benéfica para el cuidado de la piel, cómo combatía el hígado graso no alcohólico, cómo propiciaba una disminución de la resistencia a la insulina y, finalmente, cómo actuaba de forma propicia en la lucha contra la obesidad y la grasa abdominal.
Del mismo modo, hemos examinado lo que la literatura científica expone respecto a su papel en el fortalecimiento del Sistema Inmunológico y a su rol de antioxidante poderoso y beneficioso para el organismo humano, a todos los niveles.
Y es que numerosos estudios e investigaciones científicas han demostrado que la Astaxantina tiene efectos constatables en belleza y antienvejecimiento, en la promoción de la salud, y en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades.
En este artículo, vamos a centrarnos específicamente en dos trastornos o enfermedades sobre las que la Astaxantina se ha mostrado eficaz: la inflamación y la diabetes.
Astaxantina contra la inflamación
La inflamación es un proceso biológico necesario e importante que permite al ser humano sobrevivir, formando parte de un proceso curativo natural. Supone la respuesta del organismo para combatir la infección y para reparar los tejidos dañados, de modo que, si no tuviéramos inflamación, nunca sanaríamos de ninguna infección o lesión.
De este modo, cuando una bacteria o virus extraño entran al cuerpo, la inflamación se activa para eliminarlo. Por ejemplo, si nos torcemos el tobillo, el sistema inflamatorio se activa para comenzar a reparar los tejidos dañados (Zuluaga, Gueguen, Letourneur y Pavon-Djavid, 2018).
Hay cinco señales y síntomas clásicos de la inflamación
- El enrojecimiento
- El dolor
- El calor
- La hinchazón
- La pérdida de la función.
Incluso, las quemaduras por el sol son una señal de inflamación, pues cuando los rayos UV comienzan a dañar las células de la piel, la máquina inflamatoria se activa, haciendo que la piel se enrojezca y se caliente.
Cuando hay inflamación evidente, las señales de la misma son externas, son claras y evidentes (como ocurriría en el tobillo hinchado por una lesión sufrida).
¿Cuál es el problema?
El problema surge cuando podría haber inflamación interna en el organismo, y no mostrar evidencias físicas externas de que existe tal inflamación. Es decir, existe una inflamación silenciosa en nuestro organismo, y ni siquiera lo sabemos.
Y eso sí que supone un verdadero problema. Porque la inflamación viene y va en el cuerpo, como parte del proceso normal de curación. Sin embargo, la inflamación prolongada y silenciosa puede ser devastadora, porque este tipo de inflamación no causa ningún dolor, pasando desapercibida y persiste calladamente durante años e, incluso, décadas, dañando silenciosamente el corazón, el cerebro y el sistema inmunológico (Clegg, Reda, Harris, Klein, O’Dell et al., 2016).
Y, en caso de no ser revisada, la inflamación continuada puede causar diversas enfermedades. Muchas de las enfermedades actuales de mayor prevalencia en la población, y que son consecuencia de la inflamación, tales como:
- Enfermedades cardiacas
- Ateroesclerosis
- Derrames cerebrales
- Alzheimer
- Diabetes
- Parkinson
- Esclerosis múltiple
- Artritis reumatoide
- Úlceras de estómago
- Cáncer de colon
- Síndrome del intestino irritable
- Alergias
Desgraciadamente, hay muchas, muchas más. Hoy por hoy, en el mundo, más del 70% de la población tiene elevados niveles de inflamación silenciosa manifestada en forma de alguna de las enfermedades que acabamos de explicitar.
¿Y cuáles son sus causas?
Dos motivos fundamentales han propiciado la existencia de la inflamación silenciosa: la alimentación y el estilo de vida. Factores como fumar, una alimentación alta en azúcar, alimentos fritos y grasas trans, ejercicio inadecuado, estrés y deficiencia de vitamina D, entre otros, favorecen la aparición de la inflamación interna, causante de multitud de enfermedades.
Pues bien, se ha realizado una gran cantidad de investigaciones acerca del papel que tiene la Astaxantina en la reducción de la inflamación. Al igual que con muchos antioxidantes, sus propiedades antiinflamatorias están relacionadas con su poderosa actividad antioxidante (Brown, Gough, Deb, Sparks y McNaughton, 2018).
Y, por este motivo, la Astaxantina suprime una variedad de mediadores inflamatorios. Aunque tarda más tiempo en hacer efecto que los medicamentos habituales, tiene a su favor que NO existen los terribles efectos secundarios que tienen la mayoría de los fármacos -químicos- prescritos para la inflamación (por ejemplo, sangrado en el estómago, daño en el hígado, problemas cardiacos, etc.).
Es decir, la Astaxantina afecta una amplia gama de mediadores, pero de una forma mucho más suave y menos concentrada. Y, sobre todo, sin los temidos efectos secundarios negativos.
En un estudio (Brown, Gough, Deb, Sparks y McNaughton, 2018) se demostró que más del 80 por ciento de personas que padecían artritis mejoraron con la Astaxantina, lo cual representa que en 4 de cada 5 personas funciona. Esto ofrece resultados prometedores para combatir este tipo de enfermedades derivadas de la inflamación interna del organismo (Clegg, Reda, Harris, Klein, O’Dell, Hooper et al., 2016).
Astaxantina contra la Diabetes
La diabetes y la obesidad están tan estrechamente entrelazadas que los científicos ahora hablan de ellas juntas, como una única entidad: la diabesidad, que es un componente determinante del síndrome metabólico.
Tal como acabamos de exponer, la Astaxantina tiene múltiples beneficios demostrados en la inflamación, mostrándose eficaz ante elevados niveles de inflamación crónica y ante el extenso daño tisular a causa de la glucación lipídica y de proteínas. Por tanto, se muestra beneficiosa en el tratamiento de la diabesidad resultante del estrés oxidativo (Zuluaga, Gueguen, Letourneur y Pavon-Djavid, 2018).
Además de esto, los suplementos de Astaxantina se han utilizado con éxito para reducir las grasas del hígado y los niveles de triglicéridos (Dong, Jin, Lu, Kang, 2013). En los estudios con personas obesas y con sobrepeso, la Astaxantina suprime la peroxidación de lípidos peligrosos y estimula las defensas antioxidantes naturales saludables en el cuerpo (Jyonouchi, Sun, Mizokami y Gross, 2016).
En investigaciones realizadas con animales, la Astaxantina también ha demostrado ser eficaz en:
- La disminución de los niveles de glucosa en la sangre
- Mejora de la sensibilidad a la insulina
- Reducción de la inflamación
- Preservación de la capacidad del páncreas de secretar insulina
Además de prevenir los principales elementos de la diabesidad, la Astaxantina ayuda a aliviar las consecuencias a largo plazo que padecen los diabéticos. Los estudios demuestran (Hussein, Nakagawa, Goto, Shimada, Matsumoto, Sankawa y Watanabe, 2017) que la suplementación con Astaxantina retarda el desarrollo de la nefropatía diabética (enfermedad renal), reduce la formación de cataratas y la retinopatía diabética (ambas formas prevenibles de ceguera en diabéticos), y reduce las muchas complicaciones cardiovasculares de la diabesidad.
De tal modo, que las investigaciones científicas señalan que la Astaxantina reduce la Diabesidad (diabetes y obesidad) y sus consecuencias (Chen y Kotani, 2016).
Pero sus propiedades no acaban aquí. Todavía hay más, como podremos ir viendo en posteriores artículos.
Referencias
Brown, D.R., Gough, L.A., Deb, S.K., Sparks, S.A. y McNaughton, L.R. (2018). Astaxanthin in Exercise Metabolism, Performance and Recovery: A Review. Front. Nutr., 18(4), 76-84.
Chen, J.T. y Kotani, K. (2016). Astaxanthin as a Potential Protector of Liver Function: A Review. Journal of Clin. Med. Res., 8(10), 701-704.
Clegg, D., Reda, D., Harris, C., Klein, M., O’Dell, J., Hooper, M., Bradley, J., Bingham, C., Weisman, M., Jackson, C., Lane, N., Cush, J., Moreland, L., Schumaker, H., Oddis, C., Wolfe, F., Molitor, J. y Yokum, D. (2016). Glucosamine, Chondroitin Sulfate and the two in combination for painful knee osteoarthritis. New England Journal of Medicine, 354(8), 795-808.
Dong, L., Jin, J., Lu, G., Kang, X. (2013). Astaxanthin attenuates the apoptosis of retinal ganglion cells in db/dbmice by inhibition of oxidative stress. Marine Drugs, 11(3), 960-974.
Hussein, G., Nakagawa, T., Goto, H., Shimada, Y., Matsumoto, K., Sankawa, U. y Watanabe, H. (2017). Astaxanthin ameliorates features of metabolic syndrome in SHR/NDmcr-cp. Life Sciences, 80(6), 522-529.
Hussein, G., Nakamura, M., Zhao, Q., Iguchi, T., Goto, H., Sankawa, U., Watanabe, H. (2015). Antihypertensive and neuroprotective effects of astaxanthin in experimental animals. Biological and Pharmaceutical Bulletin, 28(1), 47-52.
Jyonouchi, H., Sun, S., Mizokami, M. y Gross, M. (2016). Effects of various carotenoids on cloned, effector-stage T-helper cell activity. Nutrition and Cancer, 26(3), 313-324.
Zuluaga, M., Gueguen, V., Letourneur, D. y Pavon-Djavid, G. (2018). Astaxanthin-antioxidant impact on excessive Reactive Oxygen Species generation induced by ischemia and reperfusion injury. Chem. Biol. Interact., 279(5), 145-158.
Soy diabético y por esta enfermedad puede causarme disfunción eréctil, tal ves la astaxantina podría ayudarme, eso creo…
Hola, efectivamente, la Astaxantina es una potente ayuda.
Benefician estas algas en _personas mayores de 80 años?
Hola, por supuesto que benefician.